En cada época y lugar han existido personas dedicadas a la construcción y reparación de instrumentos musicales, pero es desde la Edad Media en que dichas personas empezaron a ser conocidas como lutier.
La palabra luthier proviene del vocablo francés luth que significa laúd, un instrumento muy popular construido con madera y cuerdas pulsadas.
Dedicación y precisión
Una expresión artística tan compleja como la música, demanda la necesidad de profesionales dedicados a la construcción y reparación de instrumentos como el violín, el violonchelo, viola, contrabajo, entre otros.
Su construcción artesanal está muy asociada a la observación y la transformación de la madera, la escultura al momento del tallado o el matizado de colores y elaboración de barnices; requiriendo una alta concentración creativa y observación de la naturaleza; siendo una labor retribuida al disfrutar de las melodías emitidas por los instrumentos labrados con paciencia y dedicación.
La selección de las maderas es uno de los elementos más importantes para determinar la calidad del sonido de un instrumento, por ello se emplean maderas antiguas y secadas de forma natural. Entre las más utilizadas se encuentran el arce, abeto y ébano.
Respecto a los colores en el barniz, estos son extraídos de forma natural de distintos tipos de plantas como el Pernambuco de Brasil, jacarandá o incluso minerales, dándole a los instrumentos una variedad de matices.
Las herramientas empleadas en su mayoría son creadas por los propios artesanos, ya que la especificidad de su labor lo requiere, adaptando y creando constantemente, nuevos utensilios.
El ajuste y la calibración son elementos imprescindibles para los músicos, por ello un luthier debe identificar las necesidades de adaptación entre un instrumento y su ejecutante, acompañándolo tanto en su etapa de aprendizaje como profesional.
En la historia de la lutería, existen maestros de renombre como Stradivarius y Stainer, que han dado origen a las escuelas más famosas de constructores de instrumentos, como la Escuela de Cremona de Italia, Escuela Mittenwald de Alemania y la Escuela de Mirercourt en Francia.
En nuestro país, Sinfonía por el Perú, identificando la necesidad de especialistas dedicados al área, creó en el año 2013 la primera escuela de formación de jóvenes lutieres, la misma que ya tiene 7 años beneficiando a jóvenes entre 15 y 25 años. En la actualidad, Sinfonía cuenta con dos sedes de lutería, una ubicada en Cusco, Andahuaylillas y otra en la Ex Fábrica de BACKUS en el Rímac.
Este artículo fue escrito por Carlos Gorveña Salles, lutier del Núcleo Rímac de Sinfonía por el Perú.
En el marco de la celebración por el Cuarto Aniversario del Núcleo Rímac de Sinfonía por el Perú, compartimos este mini documental, realizado en el 2018 gracias al apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que recopila los testimonios de los beneficiarios del taller ubicado en la sede del Rímac.
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